8 may 2010

ESTAMBUL


PASION TURCA


Lo trillado del aforismo de utilizar la famosísima novela de Antonio Gala al referirnos a Estambul, tiene en este momento para mí una expresión más particular, yo siento una verdadera pasión por esta ciudad y como más la conozco mas me enamoro de ella, de su gente de sus rincones y de los secretos y misterios que oculta.


No es lo mismo conocer Estambul desde la perspectiva de los “guiris” que invaden cada día sus calles, sus mezquitas y sus interminables maravillas que la forma en que a mi me gusta recorrerla, casi imposible en menos de 8 días recorrer todos los lugares de una ciudad que se acerca a los 20 millones de habitantes, caótica a rabiar pues solo 2 puentes hacen de unión entre dos continentes en los que se extiende la inmensa urbe.


Mitad Europea y mitad Asiática esto es parte del encanto de Estambul, la Antigua Bizancio, la famosa Constantinopla y la actual Istambul, ocupada por diversas civilizaciones, griegos, romanos, mongoles otomanos, pero sobre todo los que dejaron su gran vestigio estos últimos los Otomanos con sus representantes los Sultanes que con sus excesos de riqueza dieron a la capital del mundo su actual riqueza arquitectónica e histórica.


El privilegio de conocer ya Estambul, hizo que mis compañeros me nombraran guía oficial durante los días que estuvimos en ella, a excepción de un crucero en barco y algún trayecto en tranvía, nos pateamos todo lo que pudimos y con el escaso tiempo de que disponíamos visitamos las principales maravillas de esta mágica ciudad.


Tuvimos la gran suerte de alojarnos en el Hotel Golden Horne a un tiro de piedra de la Mezquita Azul y Santa Sofía. Desde el pequeño balcón de nuestra habitación contemplábamos La Mezquita Azul y desde la terraza del Hotel en donde servían el desayuno divisábamos la increíble vista de La mezquita Azul, Santa Sofía y detrás de ella el Palacio de Topkapi.


Al segundo día de estancia realizamos el extraordinario crucero por el Bósforo y pudimos gozar de las magnificas vistas de ambos lados de la ciudad, viviendas de ricachones haciendo ostentación de su poder, hoteles de lujo a precios de escándalo y mezquitas y palacios para cansarte, todo extraordinario.


Visita obligada al agobiante Grand Bazar y por supuesto baño turco en Çemberlitas para relajarnos de la paliza de caminantes exploradores.

Mejor desde mi punto de vista el colorista y pequeño Bazar Egipcio o de las Especias situado al lado de la impresionante Mezquita Nueva frente al Puente Galata que une las dos orillas del Golden Horn.


Por la tarde es muy aconsejable acercarse a la Torre Galata vestigio de los Genoveses que poblaron esta parte de la Ciudad, desde la terraza de la ultima planta desde su terraza circular se puede contemplar las mejores puestas de sol de Estambul, claro que la acumulación de turistas con vena de fotógrafos del National Geographic ocupan cada palmo de la no demasiado grande superficie circular, y sobre todo el lado donde se esconde el sol que literalmente debes soportar el apretujamiento de cada una de tus partes y sujetar con fuerza la cámara no vaya ser que se te escape por la barandilla de la terraza, aun así vale la pena sufrir las incomodidades para conseguir las maravillosas instantáneas.


Entre Santa Sofía y La Mezquita Azul o del Sultan Ahmet se encuentran 2 obeliscos que señalan lo que fue un hipódromo romano y en uno de sus extremos se encuentra la entrada a la cisterna de Yerebatan una maravilla subterránea a pesar de la humedad y el frío que puede pasarse en su visita, al final de dicha cisterna nos encontramos con dos columnas rematadas con sendas cabezas de medusas, muy interesante de ver y en algunas ocasiones se organizan en un escenario sobre el agua espectáculos de folklore turco o actuaciones musicales, no os lo perdáis.


Una curiosidad son los bares montados en el interior de algunos cementerios, a pesar de lo extraño de la situación, suelen ser lugares muy agradables para tomar un Té turco o de limón y también se puede gozar de un buen rato fumando una pipa de agua (Shisha) aromatizada.

Bueno si queréis salir de la Estambul clásica y mezclaros con el modernismo mas radical coger un taxis hasta la plaza Taksim y desde allí descendéis por la calle Istiklal, fácil de reconocer por su anchura y porque la recorre un mini tranvía que hace el trayecto desde esta plaza hasta las cercanías de la Torre Galata, esta calle tiene la mayor concentración de tiendas de moda y zapaterías de toda la ciudad y allí están presentes todas las marcas europeas.

A un lado y otro de esta calle existen calles trasversales con infinidad de Bares y restaurantes, así como la mayoría de locales de ocio nocturno de Estambul.


Queda muchos sitios para recomendaros de esta cosmopolita ciudad pero me alargaría demasiado y no pretendo escribir ningún libro al estilo del famoso escritor turco Orhan Pamuk.


No puedo citaros todas las Mezquitas, iglesias y museos que existen en Estambul, pero a parte de las archiconocidas de La Mezquita Azul, Santa Sofía, Santa Irene y por supuesto la maravillosa Mezquita de Suliman el Magnifico, especial atención a la Mezquita Nueva y por supuesto a la pequeña pero encantadora Mezquita Ortaköy situada a orillas del Bósforo a la sombra del impresionante Bosphorus Bridge.


Palacios solo os puedo recomendar los tres que he visitado a fondo, por supuesto la joya de la corona el Palacio de Topkapi, con su museo de joyas otomanas, el Harén imposible de visitar a no ser que os arméis de paciencia y hagáis una interminable cola y los magníficos jardines, si tenéis tiempo tomar un Té o café en la terraza de la cafetería con vistas al Marmara y a las murallas de la ciudad.


Otros palacios con despliegue de riquezas, están situados en la orilla europea del Bósforo, el impresionante y ostentoso Dolmabahçe Palace de un tamaño descomunal y el algo más discreto Çiragan Palace, en la orilla Asiática y justo al pie del Puente que separa ambos continentes se encuentra el también suntuoso pero más pequeño Beylerbeyi Palace.


Para finalizar el rápido recorrido turístico, acercaros hasta la estación del Orient Expres, pasearos por calle de edificios de madera situado detrás de Santa Sofía y localizar la casa donde se alojo nuestra reina Sofía en Mayo del 2000, al final de esta calle antes de empezar la bajada donde están los tenderetes existe una calle pegada a Santa Sofía y justo a la mitad de ella podéis encontrar una Madrasa (escuela de arte islámico) donde podéis tomar una bebida en su terraza al tiempo que admiráis el trabajo de los artistas que tienen sus estudios alrededor de ese patio.


Restaurantes, Kebaks, cocina turca e internacional, chiringuitos de pescado y tenderetes por doquier, entre tanta oferta gastronómica permitidme que os recomiende un restaurante propiedad de un turco casado con una española muy simpatica de Albacete,y que además posee una peluquería en la misma calle (por si os despeináis), el local en cuestión se llama Adonin y os recomendaría que probéis una especie de olla que sirven sobre llamas y la rompe después de calentarla un rato, exquisito tanto la variedad de cordero como la de pollo.


Y por esta vez a un a sabiendas de que se quedan muchas cosas en el tintero, no quiero aburriros más, eso si espero que si vais a Estambul disfruteis tanto de la ciudad como yo lo he hecho.

Chao amigos.

Conde de Queralbs

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