27 may 2009

EGIPTO, EL PAIS DEL NILO (Cap.I)

MARAVILLAS DE LUXOR


El viaje a Egipto, era como una asignatura pendiente para mí, siendo muy joven me fui de casa con un amigo con la sana intención de llegar hasta Turquía en una Lambretta (moto parecida a una Vespa), pasando por todo el Norte de África, nuestra intención era cruzar Egipto y entrar por Israel a Asia y desde allí a Estambul, bueno pues justo cuando llegamos a la Frontera Libia nos informaron que la guerra había estallado en esa parte del mundo, así es que nos aconsejaron volvernos por donde habíamos venido, finalmente la guerra solo duro 6 días pero nosotros ya volvíamos hacia casa.



Bastantes años después mi segunda mujer, al separarnos, buscó en la lejanía de este enigmático país olvidarse de mí y de la vida en común compartida.

Por la postal que recibí desde el Cairo unos días después, supuse que al menos en parte lo habría conseguido.

Ya entonces me hablo de las maravillas del Cairo y del Nilo, fuente de vida para todo el País.




Años después cuando ya tenia los billetes reservados para ir a Egipto con la entonces mi tercera mujer, la guerra del Golfo me lo impidió y la propia agencia de viajes desaconsejo hacer el viaje y me ofreció a cambio visitar Tailandia e Indonesia.

Años más tarde cuando ya tenía también el viaje pagado un desacuerdo con la agencia de viajes me hizo anular el plan y exigir la devolución del dinero.

Hace 2 años mi hijo para su regalo de bodas me insinúo el viajecito a tan enigmático país y así fue.

Infinidad de amigos y familiares habían estado ya en Egipto y a través de sus fotos y explicaciones siempre he tenido la sensación de conocer el País.



Pero el único que no había estado nunca era yo.
Así es que por fin, partía hacia Egipto, y la verdad es que ahora que ya estoy en casa he dejado la sensación de que podía surgir algún problema de ultima hora que nos impidiera el viaje, bueno, no ha sido así.

No quiero hacer de esta narración un largo y tedioso tratado de Egiptológica, los que estén interesados en ello tiene suficiente material impreso para consultar en librerías o através de Internet.

Lo que quiero contaros es, que aun con la sensación de “Ja vue”, durante este viaje no he dejado de maravillarme e impresionarme por la grandiosidad de unos monumentos que fueron construidos algunos de ellos hace más de 5000 años, no por sabido nos deja de sorprender a cada instante.

Este relato poco puede aportar a los que ya conocen el País o a los que pretendan ir en un futuro.

Disponiendo de pocos días para asimilar tanta riqueza y cultura, la única forma de hacerlo es através de un viaje organizado de los muchos que te ofrecen más o menos con las mismas visitas e idénticos itinerarios, ha saber 3 o 4 días en El Cairo y 3 o 4 días de crucero por el Alto Nilo, más días puede ser pesadito, empachado de tanto Arte, Templos y Tumbas.

La única diferencia es que te toque un buen grupo y un buen guía y que la calidad del Hotel y el Barco del crucero sean de calidad.

Es aconsejable hacerlo en máximo lujo, aquí el ahorro suele pagarse caro.

La fecha en que se hace el viaje es muy importante, pues las altísimas temperaturas de los meses de verano hacen de la visita un calvario.

Nosotros, debemos decir que hemos tenido mucha suerte, el grupo muy variopinto, edades entre veinteañeros, cuarentones y cincuentones y hasta un inolvidable personaje de 81 años que nos dio a todos una lección de fortaleza y carácter.

El guía Amir Ibrahim Ali, a parte de una gran persona nos dio una descripción fantástica de su país y llego a congeniar tan bien con el grupo, que al final todos, incluido él, sentimos una gran tristeza al tener que despedirnos.

Nuestro viaje empezaba en Luxor, allí nos esperaba un lujoso barco que seria nuestro hotel durante las visitas al Alto Nilo.



Luxor la antigua Tebas, contiene por si solo una riqueza monumental inacabable e imposible de visitar en su totalidad en el poco tiempo disponible.



Empezamos con una visita al Valle de los Reyes en la Necrópolis de Tebas, allí pudimos visitar las tumbas de Ramses III, Ramses IX y Tomothis III. También vimos pero sin entrar en ella, la Tumba de Thun-Than-Kamon, ya que el propio guía nos indico que no valía la pena, pues todos los tesoros que se encontraron en la Tumba están ahora en el Museo del Cairo, incluida su famosa Mascara de Oro.



Si el Valle de los Reyes nos impresiono, nuestra segunda visita a Deir El Bahari y el maravilloso Templo de la Reina Hatshepsut nos dejo sin palabras, esa seria la tónica general, cada nueva visita nos impresionaba más que la anterior, parecía que nuestra facultad de asombro, no tenía fin.



Como colofón de aquellas visitas nos detuvimos ante las gigantescas esculturas de los Colosos de Memnon, y de allí regresamos al barco a comer.



Por la tarde visitas a los fabulosos templos de Karnak y Luxor.
En Karnak digno de mención la famosa Sala Hipóstila con unas columnas que quitan la respiración por su enorme tamaño y su belleza arquitectónica, El Lago sagrado y el Obelisco de la reina Hatshepsut son otras de las maravillas que encierra este templo.



No demasiado lejos en el lado opuesto de la ciudad se encuentra el templo de Luxor, situado al lado del Nilo y en el pasado unido al templo de Karnak a través de una larga avenida flanqueada por esfinges a uno y a otro lado.



Aquella noche caímos rendidos en la habitación del barco y ni tan siquiera nos enteramos del paso del barco por la esclusa de Esna, paso obligatorio de todos los barcos para salvar el desnivel de aguas que en este lugar tiene el río.



Por la mañana tuvimos un bonito despertar viendo los barcos que se nos cruzaban en dirección hacia Luxor, mientras nosotros contemplábamos las hermosas orillas con sus palmerales al tiempo que nos dirigíamos hacia Edfú.



Una vez en Edfú desembarcamos para visitar el templo de Horus, según nuestro guía el más grande y mejor conservado de Egipto.

Es costumbre que los turistas realicen la visita a este magnifico Templo montados en calesas de caballos, aumentando de esta forma aun más el tipismo de esta interesante visita.



Conde de Queralbs.
Egipto, Mayo del 2009

18 may 2009

LA MAGIA DE MARRAKECH





Invariablemente como todos los años después del día de Navidad y hasta la llegada del Año Nuevo me entran unas ganas irresistibles de desaparecer de mi rutinario entorno.

Este año tenia ganas de volver a la mágica ciudad del sur de Marruecos, la puerta del Atlas punto de partida hacia el Tubkal la mas altas de las montañas del Norte de África y encrucijada de caminos en el que convergen las caravanas del Sahara, y de donde salen las carreteras que conducen hacia las bonitas ciudades de la costa Atlántica, Essaouira, Agadir, Rabat o la mítica Casablanca, allí conduce también la carretera que viene del Norte desde Tánger o Tetuán y que pasando por el Rift y siguiendo la ruta del Atlas y las increíbles ciudades Imperiales, Fez y Meknes, muere en las mismas murallas de la mágica ciudad de Marrakech.



Mi intención era ir en solitario hasta Marrakech y desde allí acercarme hasta el pie del Tubkal, pues más adelante tengo previsto subir a la cima de esta montaña.

Comentándole a mi hija Irene mi intención de desaparecer por unos días me comunico sus ganas de hacer este viaje en mi compañía, me pareció una buena idea ya que de esta manera tenia la oportunidad de pasar unos días con mi querida hija y aprovechar para pasar el día de su cumpleaños en tan maravillosa ciudad.

A última hora también se apunto a la escapada, Montse mi ex pareja y buena amiga de Irene.

Y así fue como los tres partimos rumbo a la ciudad del Sur.

A pesar del tiempo pasado desde la ultima vez que estuve en esa ciudad, pronto descubrí que me venia a la mente la situación de todas sus calles como si hiciera solo unos días que me hubiera ausentado.

Desde luego donde mas visible eran los cambios era en la parte moderna de la ciudad, para entendernos la parte que queda fuera de las murallas que encierran lo mas atractivo de la ciudad.





Una vez dejamos nuestros equipajes en el Hotel Hicham situado en el Barrio de Gueliz nos dirigimos a pie a través de la interminable Avenida Mohamed V hasta la plaza de Jamaa El Fna, por el camino nos detuvimos a comer en un restaurante donde probamos el gustoso guisado de cordero con cous-cous típico, y por hambre o por calidad el caso es que nos pareció exquisito.



Una vez llenado nuestros estómagos reanudamos nuestro camino hacia la Plaza Jamaa El Fna centro neurálgico de la ciudad y donde tarde o temprano convergen todos los visitantes que acuden a la ciudad sean nativos o foráneos, allí es posible encontrarse con auténticos Tuaregs, Beréberes, Saharauis junto a toda la fauna de guiris posibles.

Si vais a primeras horas de la mañana a esta Plaza, parece mentira que en su grandiosidad y soledad, pueda convertirse horas mas tarde en aquella amalgama de personajes, contadores de cuentos, malabaristas, encantadores de serpientes, bailarines de danzas desconocidas e infinidad de vendedores de toda clase de frutos, caracoles, dulces etc.etc.



Y lo que más me ha llamado siempre la atención la aparición como si fuera por arte de magia de una serie de chiringuitos de comida, instalados con sus mesas y sus barbacoas al aire libre.

Comer en esto entoldados es una experiencia única, la comida es aceptable siempre que no seas demasiado exigente en normas de higiene. Nunca se te ocurra preguntarte de donde sacan el agua para lavar las verduras o los platos y cubiertos donde te sirven la comida.

A mi concretamente me entusiasman los caracoles que preparan en la Plaza y cada noche antes de cenar, Irene y Montse me acompañaban a zamparme una o dos raciones de tan exquisito manjar, mientras ellas miraban con cara de asco.

Aunque un par de veces nos quedamos a comer en la propia plaza, otras veces buscábamos en las callejuelas adyacentes algún restaurante con buena pinta para poder disfrutar de la gastronomía autóctona.

En una de estas correrías de exploración hallamos un Riad llamado Mogador, situado a 2 pasos del centro de La Plaza y donde a parte de comer muy bien y a buen precio, nos enseñaron las instalaciones que me hicieron desear alojarme allí la próxima vez que vuelva a Marrakech.





Otro de los simbolos de esta exótica ciudad es el minarete de la Koutoubia, situado muy cerca de La Plaza y visible desde casi cualquier sitio, la imagen de este minarete con el ocaso o la puesta del sol es una visión difícil de olvidar, aunque su silueta nos hace recordar a su hermana gemela la Giralda de Sevilla su situación en tan emblemático lugar hace que este rodeada de una magia única e irrepetible.

Los jardines que rodean esta mezquita hacen de este lugar y su entorno un agradable espacio para pasear sin el agobio de la cercana Plaza Jmaa. Casi a dos pasos de estos jardines se encuentra el emblemático Hotel-Casino La Mamounia, que aunque en esta ocasión estaba cerrado por reformas, yo ya había visitado en otras ocasiones y os recomiendo hacerlo en vuestra visita a Marrakech y pasearos por sus magníficos jardines.

Pasear por el zoco de la ciudad es una verdadera gozada, infinidad de pasillo sin fin con tiendas de la más variada oferta, nada que invidiar al Gran Bazar de Estambul o al Khan el Khalili del Cairo.



Perdidas en este laberinto de callejuelas podemos encontrar algunas Mezquitas y fuentes muy interesantes.

Digno de visitar esta el Palacio El Bahia, al lado del Barrio Judío y no demasiado lejos El Palacio de El Badi, este ultimo aunque en ruinas todavía contiene muestras de su pasado esplendor, llamado el Incomparable, fue una de las grandes joyas del imperio musulmán.

Cerca de allí, en la Plaza des Ferblantiers, donde estuvimos tomando un té con menta, descubrimos un local muy acogedor donde decidimos celebrar el cumpleaños de Irene y adonde fuimos un par de veces a tomar algo, desde su magnifica terraza se contempla una maravillosa vista de la ciudad y el Palacio El Badi.





Vale la pena que saliendo de las murallas de la ciudad por la Avenida de La Menara os acerquéis a estos hermosos jardines que aunque solo se trate de una gran extensión de árboles plantados muy alineados alrededor de un palacete situado a orillas de un embalse artificial, tiene en su simplicidad una gran belleza y le da al visitante que los contempla una gran paz y serenidad.

La noche de la despedida fuimos una vez más al local de la plaza Ferblantiers llamado Kosibar, y pudimos contemplar que por la noche todavía tenía mas atractivo, las vistas de la ciudad iluminada, su entorno y el propio ambiente de este local, hacen de él un bonito lugar para despedirse de la fascinante MarraKech.





Me quedan sus sabores, sus olores, sus tes de menta y sus gentes de otra época.


¡HASTA LA VISTA, CIUDAD MAGICA!




Conde de Queralbs.Marrakech2008


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